SÍ, SOMOS HIJOS DEL RIGOR

Hace pocos meses, un grupo de vecinos puso manos a la obra y recuperó la costa de la laguna para ser usada por todos los teodelinenses y quienes nos visiten. El viernes por la noche, comenzaron a "hacerse notar" los cancheros de siempre: gran fiesta, botellas desparramadas y rotas y basura por doquier. Por supuesto, autoridades ausentes. Si se habla de cerrar las tranqueras para permitir el ingreso solo de día a la costa, se alzan voces inquisidoras que hablan de "derechos cercenados". Pero si se deja todo abierto, la costa de la laguna amanece cual basurero nuclear. El viernes por la noche, un grupo de jóvenes decidió pasar un "buen rato" en la costa de la laguna, y para ello llegaron al lugar montados sobre diversas camionetas y autos. Tras la "reunión", decidieron que lo mejor era montar una especie de "boliche bailable al aire libre". Y así lo hicieron: hasta las tres de la madrugada del sábado, los vecinos no pudieron pegar un ojo. En vano fue su intento por comunicarse con la comisaría: ninguno de los números contestaba. La policía tiene sus horarios de descanso, ¡que tanto molestar!. Incluso, uno de esos vecinos -ante la imposibilidad de comunicarse vía telefónica con la policía-, se movilizó hasta la sede policial para reclamar que un móvil llegara hasta la costa para pedirle a los jóvenes que cesaran en su "aturdidora diversión". Tras tener que tocar el timbre en la comisaría (sí, tocar el timbre y esperar a que abran), logró que un móvil visitara el nuevo boliche bailable al aire libre. En resumidas cuentas, la "fiestita" terminó alrededor de las 4 de la mañana del sábado, cuando algunos vecinos de ese barrio tenían que levantarse para ir a trabajar. La policía no contestaba el teléfono. Tampoco fue posible, y esto es lógico, comunicarse con el teléfono de los "impetores", dado que ellos tienen sueñito y su horario de trabajo es de 14 a 18. Fuera de ese horario, tienen que descansar también. Por eso, sería un milagro que atendieran el "batiteléfono". Las autoridades comunales... se dan una vueltita por la tarde para ver como marcha "la obra pública" (encarada por privados) desparramando tierra con sus camionetas (porque tampoco pasa el regador) y vuelven a sus casitas con la sensación tonta y egocéntrica de haber hecho las cosas bien. La costa de la laguna fue recuperada, pero prontito, si Dios y las autoridades quieren, volverá a ser la tierra de nadie que siempre fue. En tanto, los teodelinenses juramos ser adultos y conservadores de nuestros lugares. Sí... somos hijos del rigor.