En los últimos días, nuestro pueblo asiste a un nuevo "cuello de botella", situación coyuntural que no deja de preocupar a todos los sectores: la falta de gas. Por supuesto, y tal como ocurre en estos casos, se busca la quinta pata al gato antes que -propiamente-, agarrar al gato por el collar. La culpa es de Litoral Gas. Y es verdad. Pero también es verdad que quien debiera reclamar enérgicamente, no lo hace. Sí hay explicaciones tontas dadas por personas de dudosa capacidad intelectual; corridas de inexpertos y toscos "jefes de prensa" y otros ardides semejantes no hacen más que agravar la situación. Lástima. Justo tan cerca de las elecciones, un problema de estas características viene a empañar, junto a otros, la brillante gestión que desarrolló Gustavo Artoni hasta el día de hoy. Y es aquí, donde quienes queremos un verdadero progreso para nuestro pueblo, más allá de cualquier color político, nos preguntamos si la arrogancia con la que se manejan en esta gestión no les juega en contra, máxime en una época tan "sangrante" como lo es la cercanía a las elecciones. Ciegos, sordos y mudos pareciera ser la mejor descripción para este grupo de personas que limitan su accionar a una desmesurada obra pública (en algunos casos innecesaria para el pueblo pero necesaria para el contratista); rellenar tontamente la costa de la laguna y tapar con barro y brea cuatro baches en el centro de la Plaza. Lo cierto es que, mientras todo eso ocurre, tenemos una escuela, un hospital, un teatro y varias casas sin gas. Todo ello, cuando el termómetro marca algunos grados bajo cero. Hace pocos meses, varios pueblos de nuestra región se reunieron para formar un "frente" que se pusiera "firme" ante Litoral Gas en pos de lograr la ampliación de su red de gas. Varias localidades del sur santafesino que por problemas de suministro se ven impedidas de extender la red de gas natural y realizar nuevas conexiones domiciliarias conformaron un frente común para definir acciones que reviertan la crítica situación. Teodelina no fue. Ausencia total de enviados. Ningún representante de nuestra Comuna se hizo presente en esas reuniones. Y no lo digo yo, lo confirman quienes sí asistieron. Es aquí, entonces, donde los teodelinenses volvemos a sentirnos el último vagón del tren. En los últimos años, perdimos demasiadas cosas. De ser la rutilante estrella del sur, pasamos a ser una cañita voladora...húmeda. Sin embargo, seguimos pacientes como habitantes de este pueblo. Recibimos a senadores que vienen a sacarse una foto, pero llevan obras para otros pueblos. Y a las pruebas me remito: hace poco tiempo, el senador por el departamento General López, Lisandro Enrico, se hizo presente en la localidad de Wheelwright, para suscribir a un importante convenio con la Comuna, a través del cual se va a ampliar la red de gas en el sector denominado “Pueblo Nuevo” de esa localidad. El legislador sostuvo, en esa oportunidad, que este tema fue identificado como prioritario por el Ejecutivo del distrito, con lo cual “tratamos de poner en marcha los recursos”, para colaborar con el crecimiento de Wheelwright. “Estamos haciendo justicia y apuntalando una gestión de gobierno que hace que el pueblo crezca”, agregó. Crecen otros pueblos. Nosotros, no. ¿Qué empresa querría instalarse en Teodelina, donde no es posible ampliar la red de gas natural?. Me pregunto, entonces, si no es tiempo de ponernos firmes. Parecieran estar encantados mis coterráneos cada vez que nos visita el legislador. Adoran mis coterráneos sacarse fotos con él. Aman mis coterráneos -y algunas funcionarias tontas-, comer sandwichitos de miga con Coca Cola (máximo exponente del catering local); en el bar de la Terminal con las cortinas cerradas para darle más importancia al encuentro con el legislador. Pero a la hora de pedir... se nos atraganta el sandwichito. No tengamos vergüenza en exigir. Al fin y al cabo, son nuestros derechos, y el legislador Enrico es de su mismo partido político. Entiendo que no quieran "rebajarse" a pedir ayuda a quien no es de su partido, pero...¿tampoco al propio?. ¿O acaso Teodelina no merece y se gana con lo que aportamos por impuestos, el derecho de pasar un invierno con gas?. Pedir no es vergüenza. Pensar, tampoco. Pido disculpas, entonces, si algún funcionario se siente ofendido con este editorial. Pero me ampara el derecho a pensar. Me ampara el derecho a ser ciudadano tras tener que pagar más de 6000 pesos por un cordón cuneta mal hecho y una luz que jamás pusieron. Me da ese derecho el ver, con total desparpajo, que en un balance me cuentan que gastaron más de un millón de pesos en hormigón para arreglar calles... que a los seis meses se rompen de nuevo. Y una última duda... ¿que ocurrirá con nosotros cuando se habilite el gas para las más de 24 unidades que conforman el "Empire State" de nuestro pueblo?. Chau... el gas será un recuerdo. Otra cosa más que habremos perdido por esa manía nueva que tomamos desde hace unos años: no pensar en mañana, sino coser parches de algodón barato hoy.
Pablo Leger
DNI 21.444.809