Hace algunos años, hubo un hombre que se llamó Domingo Faustino Sarmiento; con quien me distancia un sinfín de motivos. Sin embargo, dijo algo muy cierto: hay que educar al soberano. Y cuando hablaba de soberano, no hablaba de educar al rey o a su hijo, sino educar al pueblo. Cuando hablaba de soberano, hablaba de pueblo. Y aquí está el pilar sobre el cual voy a basar la editorial de hoy: si decimos que la base de todos los males que tiene un pueblo, o una comunidad, están en la falta de educación, me pregunto porqué las sucesivas gestiones se emperran en no querer educar al soberano; y postergan esa tarea hasta el final de los mandatos (que al final no se hace nunca); porque "la cultura puede esperar"...
Algunos años antes que Sarmiento dijera lo que dijo, hubo otro hombre que se llamó Pitágoras, y que dijo "educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres". Traducido: si tenemos niños que crecen educados y formados, e insertados en una sociedad, el día de mañana no será necesario castigar el hombre en el que se convertirá ese niño. Y es más: esta frase, escrita de otra forma, ya estaba en la Biblia mucho tiempo antes que Pitágoras la re escribiera. Y hablo del párrafo donde se dice: "Instruye al niño en mi Camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él" (Proverbios 22:6). Por tanto, tal sabiduría ya estaba en la Biblia antes que Pitágoras la citase... sin embargo, lo cierto es que los años pasaron y a nuestros pobres políticos nunca se les ocurrió probar con este plan "mágico": educar. Y cuando hablo de educar, no hablo solamente de mandar los chicos a la escuela. Hablo de un plan educacional completo y contemplado desde el Estado. Hablo de una Comuna que, a través de su Secretaría de Educación y Cultura, fomente la manifestación de diversos movimientos que incluyan a todos los sectores de la sociedad. Y esto es necesario, y urgente, porque hace más de cinco años que en nuestro pueblo no existe un proyecto cultural serio. Y vamos, por lo que veo, a festejar el sexto año de dejadez cultural... a juzgar por lo que están haciendo. Acá no importa que el pibe del Barrio El Progreso no sepa lo que es ver una obra de teatro infantil...acá importa que no avivar giles. Porque si los avivamos, van a empezar a pensar. Y si piensan, se van a dar cuenta que disponen de lo necesario para ser ciudadanos nobles. Y si se dan cuenta que son ciudadanos nobles, van a sentir la necesidad de trabajar para ganarse el pan. Y si trabajan para ganarse el pan, no van a necesitar de nuestros fideos y el plan social. Y si no necesitan de eso, no vamos a tener como compralos. Y si no hay como comprarlos... no hay votos después.
Las mismas señoras que se ven gritar en las reuniones que se hicieron por la seguridad en nuestro pueblo, forman parte hoy del distinguido comité que intenta organizar la cultura en nuestro pueblo. Y que por supuesto no pueden porque están herméticamente cerradas a ver el bosque detrás del arbol. Ellas ven el festival simple y de vuelo bajo que se hace a fin de año... pero no ven el óvulo donde se gesta la inseguridad. Gritan pidiendo seguridad, pero no saben que combatirla también está en sus manos, y si fueran inteligentes y pensantes se pondrían a trabajar para ganarse el trofeo. Si alguna vez pensaran, aunque sea diez minutos, se darían cuenta que la violencia es el resultante expuesto de las necesidades insatisfechas. Que el pibe que es violento, no es violento porque no pudo entrar como extra en el último capítulo de Patito Feo... es violento porque ve que otro pibe tiene una moto y él no. Y como nadie le explicó que la vida no pasa por tener una moto... Entonces es ahí donde tiene que decir "presente" la Educación y la Cultura. Es ahí donde, en los países y ciudades desarrolladas, la Educación y la Cultura dicen presente. Claro... acá no dice presente... ¡Dios, Alá o Jehová no lo permita!.
Son tan básicas que alguna de ustedes dijo por ahí que jamás van a tomar una idea mía porque sería darme la razón en lo que digo, y políticamente no les conviene. Tristeza... eso es lo que me provocan.
Pero no se hagan problemas: en algún punto agradezco ese pensamiento. Y lo agradezco porque no dándome la razón, me la están dando: tenemos un pueblo que se muere poquito a poquito. Y lo estamos velando los domingos. Y lo agradezco porque esas ideas apuntan a crear un pueblo ejemplar en la región. Y ustedes no están preparadas para eso. Dejen entonces que seamos un grupo extra partidario el que lleve adelante los actos culturales en este pueblo. Ustedes dedíquense a organizar imponentes cursos de tejido al crochet y -cada tanto-, claven un festival de esos que ustedes adoran: 4522 chicos arriba de un escenario bailando el cuadro que prepararon durante el año y ustedes paradas adelante, pidiendo a gritos que las aplaudan por el increíble festival que acaban de presentar. Y sigan dando la espalda a quienes no tienen acceso a la cultura, que mientras más ignoren a esa gente, más avanzaremos los que queremos un Teodelina cuyos políticos dejen de hacer estupideces y se pongan a trabajar en serio. Eso sí: cuiden bien la puerta del lugar donde hagan el monumental festival de fin de año, puesto que posiblemente, y merced al proyecto cultural de segregación que llevan adelante, algún joven tal vez entre y las viole. Porque eso es lo que provoca la inseguridad, además de robos y asaltos...
No es política la propuesta que vengo mostrándoles desde que apoyaron vuestras dignísimas sentaderas en el sillón negro del primer piso... es de trabajo. ¿Alguna vez sintieron lo que siente un viejo del geriátrico cuando alguien va a tocar instrumentos con ellos?. Ustedes, seguro que no. Y voy a contar una infidencia: durante la gestión anterior, yo critiqué de punta a punta el proyecto cultural que tenían. Y un buen día, la presidenta comunal y la secretaria de Cultura tocaron el timbre de mi casa: y fueron claras... venimos a decirle que se deje de criticar y nos aporte ideas. Y así me taparon la boca. Desde ese día, y en dos meses, pusimos en marcha un ambiocioso proyecto de Musicoterapia. Poca gente se enteró... pero logramos el objetivo: que la gente que hizo ese taller aprendiera a utilizar la música para entender que el otro, el diferente, el olvidado, el postergado, es también un ser humano. Y así, cuando el grupo de musicoterapia llegó al fin de año, fue al geriátrico de calle Sarmiento a tocar instrumentos con los viejos que están ahí viviendo. Y fue una cosa maravillosa: por una lado, se logró que la gente que participó del taller abriera sus alas y proyectara su visión más allá de las tonterías a las que estamos acostumbrados. Y los viejos del geriátrico se sintieron incluidos. De repente, la gente a la que yo había criticado por no sostener un plan serio de cultura, se encontraba apoyando mi idea. Y fue maravilloso el resultado. Y como sentí ese apoyo (pese a que los había "destrozado" con mis críticas), me sentí "obligado" a seguir trabajando con ellos.
Otro día, organizamos un Congreso Regional de Pensamiento al que asistieron más de 50 personas... 50 personas de toda la región se reunieron en Teodelina para "pensar" como se manejan hoy los medios de comunicación...¿no es fantástico eso?... Y no solo el gobernador de la provincia, sino hasta la mismísima Presidenta de la Nación (con quien conservo mis formales y claras diferencias) envió su reconocimiento. Sin embargo, este año el Congreso se hará, de no mediar inconvenientes, en el patio de mi casa. Porque no voy a permitir que un congreso de semajantes características se utilice como bastión político. No mientras no demuestren que les interesa realmente la cultura. ¿Con que cara hacemos venir la gente a Teodelina...?... ¿qué les decimos cuando nos pregunten sobre que eje de trabajo se basa el proyecto cultural de nuestra Comuna?...
No habrá talleres que enseñen a pensar de verdad en la medida en que no entiendan de que se trata la cultura, señoras.
No habrá pueblo pensante en la medida en que no entiendan de que se trata la cultura, señoras.
No habrá jóvenes que progresen en la vida en la medida en que hayan sido paridos en un pueblo cuyas honorables damas no entiendan de que se trata la cultura, señoras.
No habremos erradicado la violencia en la medida en que no entiendan de que se trata la cultura, señoras.
Hasta aquí fui benevolente con ustedes. Creí que necesitaban tiempo para poner en marcha un solo proyecto cultural (no hablo de programa cultural, sino de proyecto). Pero estamos a un mes de vuestra asunción... y todavía nada. No se les cayó (ni siquiera sin querer) un atisbo de idea cultural renovadora.
No digan que no aporté ideas. Las aporté desde el 9 de diciembre de 2009.
La "guerra por generar cultura" comienza aquí. De un lado, gente que propone un pueblo cultural y con un movimiento que sea el ícono de la región. Del otro, distinguidas señoras que viven aferradas a conceptos culturales obsoletos. Y esta vez cambié el modo de trabajar: hace dos años, critiqué y observé los errores de quienes comandaban la cultura desde un lugar inquisidor. Esta vez, quise ser -como dije anteriormente-, benévolo con ustedes. Por eso, primero les tiré ideas. Y me senté a esperar. Fui caballero. Viendo que jamás se interesaron por tomar una de esas ideas y plasmarla... aquí comienza la verdadera oposición. Lo hice porque no quería que un día me golpearan la puerta y me dijeran "deje de criticar y aporte ideas". Aquí estuvieron las ideas. Ustedes no supieron tomarlas.
Como diría una tilinga nacional (hablo así para que puedan entenderme) "i'm sorry for you, querida". Ahora, después de haber propuesto y no ser escuchado, me siento habilitado para convertirme en su más férrea oposición.