Se trata de una experiencia por demás de enriquecedora, en la quienes participan lo hacen de una forma más que interesante: pasan determinado tiempo, en determinado lugar, sometiéndose a distintas situaciones con los ojos vendados, para sentir diversas emociones a través de todos los sentidos, excepto el de la vista. En principio, y por la cantidad de inscriptos, se programaron dos experiencias: a las 19 y a las 22 horas, el día 17 de noviembre próximo. En diálogo con nuestro medio, Cecilia Ulla, una de las organizadoras del evento, informó que "la experiencia consiste en habitar nuestra genuina visión, la orgánica, siendo la realidad como la vemos nuestra ceguera. La experiencia transcurre con los ojos vendados y prácticamente en silencio, atravesando diferentes momentos de estimulación sensorial. Un grupo de guías asistimos a los participantes a lo largo de toda la experiencia, brindando la contención necesaria para que cada cual pueda transitarla plenamente. La presencia de cada participante es una experiencia en sí misma y nos permite contemplar los innumerables fenómenos que acontecen a cada instante. Con el correr de las experiencias dimensionamos nuestra hiper-estimulación visual, más aun los que vivimos en lugares urbanos y ciudades grandes. Explorar una realidad alternativa a la diurna y luminosa resulta muy interesante. La vista es lo primero que desata el juicio en nosotros; si la quitamos ¿qué sucede? ¿qué pienso? ¿qué siento? ¿puedo habitar este lugar así? ¿dónde estoy? Se abre un horizonte vasto y desconocido para y en nosotros mismos si nos entregamos a esa posibilidad. No es nuestro objetivo desarrollar los demás sentidos sino despertar la conciencia de que a cada momento estamos conociendo también a través de ellos. Nuestra hipótesis es que la vista y pensamiento imprimen algo preestablecido y nos anclan en una realidad ya juzgada o “reflexionada” obturando otros “posibles”. La idea no es precisamente sumergirnos en la cotidianidad de los ciegos, aunque suceda. La idea es tomar conciencia de las capacidades propias de la discapacidad. Son capacidades sutiles que la exaltación del sentido de la vista ha paralizado en su crecimiento. El filósofo Eduardo Pellejero, en su ensayo “Visiones de la ceguera” -que es un texto fundamental para nosotros- habla de esto. Para todos aquellos que estén interesados en participar de esta maravillosa experiencia, se informa que deben comunicarse al 3462-15 691020 para obtener la entrada, que se vende anticipadamente hasta el miércoles 14 de noviembre.