Así lo indica un medio de comunicación cordobés. El kilo salame de Colonia Caroya es más caro que un kilo de un auto de marca nacional. La comparación es simple. El kilo de salame cordobés, promedio, cuesta 73 pesos al público. Los mil kilogramos costarían, entonces, más de 70 mil pesos. Eso es lo que pesa aproximadamente un Siena con aire acondicionado, levanta cristales y dirección asistida cuyo precio al público es de 58 mil pesos. Por supuesto que no todos los salames con origen en Oncativo o Colonia Caroya cuestan lo mismo. Los hay de excelente calidad, como el que producen Finito y Familia Grión, en valores que van de 56 a 65 pesos, pero igualmente mil kilos de estos productos valen aproximadamente como un Siena o un Clio cinco puertas. Según explican quienes fabrican salame, todo pasa por el constante aumento en el precio de la carne vacuna, un insumo que forma una parte crucial en la mezcla que se elabora para proceder al embutido. Según parece, “con tres kilogramos de comida, hecha en un 65 por ciento con maiz y 35 de soja, se hace un kilogramo de cerdo, cuya carne vale entre 6,5 y siete pesos el kilo vivo. Ese es un gran negocio, pero hacer salames es mejor”, sostuvieron, puesto que agrega 10 veces el valor. Los números siguen: hacer un kilogramo de cerdo en pie cuesta alrededor de 3,8 pesos y se vende a precio indicado, entre 6,5 y 7 pesos. Pero de ese precio a los 60 ó 70 pesos que cuesta un kilogramo de salame hay una distancia que sólo se justifica en el valor añadido al producto, con mucha mano de obra y procesos casi siempre artesanales. Para leer la nota completa, hacer click acá