LLUVIAS SÍ. SALUD, TAMBIÉN

La falta de agua nos castiga a todos por igual, tengamos o no tengamos campo. El campo -máxime en nuestra zona-, es el motor que pone en marcha toda nuestra economía. Por ese motivo, los ciudadanos que no poseen tierras apoyan constantemente a quienes sí las poseen en cada uno de los reclamos que ese sector emprende. Pero esta vez se escuchan algunas voces contrarias: "tienen ahorros como para subsistir", "ahora van a saber lo que es la pobreza", etc. Sin embargo, hay un tema que debiera preocuparnos más y que son muy pocos los que reaccionan ante esto: es momento de pedir formalmente a los productores que dejen de usar glifosato (Roundup), puesto que es uno de los agentes cancerígenos más importantes. Ahora, acaba de comprobarse que el glifosato contamina fuentes de aguas subterráneas. Es bien sabido que las autoridades, más por conveniencia que por ignorancia, hacen ojos ciegos y oídos sordos a este reclamo. Debemos ser los ciudadanos comunes, entonces, los que tomemos cartas en el asunto. Todos pedimos lluvias... pero también pedimos a los productores que piensen en nosotros... y hasta en sus propios hijos. En las últimas horas, acaba de confirmarse que el glifosato no es totalmente descompuesto antes de llegar a las aguas subterráneas; lo que el gobierno y la industria química desde hace mucho tiempo decía que sí ocurría. Incluso, esta información falsa había salido directamente desde el fabricante de glifosato, la Corporación Monsanto. Sin embargo, la agencia tiene su propia responsabilidad para verificar los reclamos de seguridad por parte del público, que obviamente no hizo para el glifosato. Como resultado, millones de litros de este producto químico mortal son rociados sobre los cultivos en todo el mundo cada año, y nadie sabe cuánto de ello ha llegado a las aguas subterráneas. En conclusión; es urgente que las autoridades tomen cartas en el asunto (principalmente las autoridades locales) y prohíban el uso de glifosato en la zona urbana. Porque diariamente vemos como aviones, fumigadores y depósitos contribuyen durante las 24 horas a que nuestra salud se deteriore por el uso y manejo de ese herbicida. Piensen, muchachos inteligentes... si nos morimos todos, nadie los va a votar dentro de unos años... Y van a tener que volver a trabajar. Nosotros bancamos al campo. Pero que el campo nos banque a nosotros. O a nuestra salud, mejor dicho.