El periodismo siempre tiene la culpa. Máxime, cuando se trata de un error político. Una penosa experiencia vivió un jubilado en la ciudad de Santa Fe al no poseer dinero para solventar el sepelio de su esposa, por lo que debió permanecer con su cadáver en la cama matrimonial desde las 20 del domingo y hasta las 16 del lunes (incluso durmió a su lado) ante la negativa del Pami y el municipio de darles un féretro o a trasladarla a la morgue de un hospital. Desde ese momento, mientras el viudo quedó con la muerta, la hija buscó en vano que el Pami —que desde hace 4 años ya no paga más los sepelios y es la Ansés la que subsidia a los familias de los pasivos con 1.800 pesos por cada entierro que devuelve a posteriori— o el municipio local (donde le dijeron que teniendo Pami no podían atenderla) le facilitaran un cajón y los medios para inhumar el cadáver. Según contó la mujer , al regresar a su casa tras fracasar en los trámites, halló que su padre, cansado y angustiado, había dormido junto a su esposa muerta en la única cama de la precaria casa. Como sucede siempre en estos casos, seguramente será el periodismo el culpable de este tema: con tal de publicar una noticia, hacen cualquier cosa.